domingo, 2 de diciembre de 2018

LOS MISTERIOS DE LA TIERRA

En 1967, un estudiante británico de arte de 22 años llamado Richard Long regresaba, al finalizar el curso, a su ciudad natal de Bristol haciendo autoestop. En un punto hacia el final del camino, mientras recorría los campos del condado de Wiltshire, el paisaje le inspiró la idea de hacer un alto y caminar una y otra vez, en ambos sentidos, a lo largo de la misma línea imaginaria hasta que dejó de serlo para quedar netamente trazada sobre la hierba por efecto de sus pasos. Después documentó la acción fotografiando su resultado material. La pieza, se convirtió en un trabajo llamado Land Art, pero que también ha recibido, entre otros nombres, los de earthwork, earth art o “arte ambiental.


Además, podemos entender una serie de prácticas artísticas que se realizan interviniendo en espacios naturales, transformando éstos o seleccionando algunos de los elementos que los componen para emplearlos a modo de materia prima del trabajo terminado.

Su origen puede ubicarse en los países anglosajones a finales de los años 60 del pasado siglo. Una época en la que coincidieron el recrudecimiento de la Guerra de Vietnam, las revueltas estudiantiles del mayo parisino, la explosión e inmediata represión de la Primavera de Praga, la muerte del presidente Kennedy y la ascensión de Nixon a la presidencia norteamericana. La tensión entre los dos grandes bloques mundiales -los liderados por los Estados Unidos y la URSS- encontraba en las carreras espacial y nuclear dos de sus campos de batalla. Y, frente a todo esto, en la juventud y las clases sociales ilustradas de occidente permeaba una conciencia contraria a la guerra y a los efectos del capitalismo indiscriminado. 

Concretamente, en el mundo del arte se detectaba un cierto malestar frente a la creciente mercantilización a la que estaba sometido –y también frente a los relatos formalistas de críticos como Greenberg o Rosenberg–, por lo que muchos emprendieron una vía de desmaterialización de la obra de arte que favorecía disciplinas como la performance o el arte conceptual. De alguna manera, el estado de las cosas había llevado a que se prosiguiera el trabajo que, mucho antes, habían iniciado Duchamp y los dadaístas. Por otra parte, y como consecuencia de la oposición social a los ensayos nucleares, había crecido la conciencia ecológica y se habría renovado el interés por la naturaleza y sus fenómenos, a veces desde una perspectiva más o menos científica, a veces desde otra más esotérica.


El land art se contamina de todo este pensamiento, y también de varias de las corrientes artísticas entonces más pujantes. Así, en 1968, la sede neoyorquina de la Dwan Gallery inauguró una exposición llamada Earthworks, en la que distintos artistas presentaban obras relacionadas con la naturaleza o el medio ambiente. Y aquí cabían, entre otros, los mininimalistas Carl Andre y Sol LeWitt, el pionero del pop art Claes Oldenburg, el conceptual Dennis Oppenheim o el organizador, Robert Smithson, que exponía unas cajas de minerales.
Un año más tarde, el Herbert F. Johnson Museum of Art de Nueva York acogía otra muestra llamada Earth Art, comisariada por el curador independiente Willoughby Sharp, con trabajos de artistas como (de nuevo) Robert Smithson, Michael Heizer, Walter de Maria, Robert Morris o Richard Long, todos ellos considerados hoy parte del “canon” original del land art.

Earth Art expo

Otro vínculo interesante de esta tendencia es el que la une a los artistas románticos del siglo XIX como Friedrich o Turner y su consideración  de la naturaleza, sobre lo que ya habían teorizado Immanuel Kant, Schiller o Schopenhauer. Porque bajo esa luz pueden leerse algunas de las ideas expresadas por ejemplo en A Sedimentation of the Mind: Earth Projects, un ensayo de Robert Smithson en el que encontramos pasajes como aquel en el que el autor describe la visita a unas canteras de pizarra junto a su esposa, la también artista Nancy Holt, y Virginia Dwan, durante la que llegaron a experimentar “desvanecimientos y vértigos”, y “un sentido de desplazamiento”.

No es tampoco casual que gran parte de los pioneros del land art sean norteamericanos, influidos por la escuela de pintura del Rio Hudson y otros paisajistas estadounidenses del XIX tendentes a representar en grandes formatos y de manera algo idealizada los paisajes de su país.

Dentro de las distintas prácticas del land art suelen diferenciarse aquellas que son más o menos invasivas con el emplazamiento natural en que se ubican y del que se nutren. 

Otra clasificación similar distingue entre “integraciones” (las que manipulan directamente los elementos del paisaje natural), “interrupciones” (que introduce en la naturaleza elementos fabricados por el ser humano) e “implicaciones” (concebido a menor escala y con mayor respeto con la configuración original del entorno).


El británico Richard Long fue uno de los primeros artistas vinculados a esta tendencia.
Su trabajo se inscribiría en la corriente más respetuosa con el paisaje, y entre sus piezas más conocidas figuran las esculturas realizadas con rocas y después fotografiadas. 

Nancy Holt, norteamericana, fallecida hace tres años, manifestó un interés cientificista por la percepción del tiempo y espacio y es autora de los Sun Tunnels de Utah, cuatro grandes cilindros de cemento que contemplados desde fuera imponen su poderosa cualidad escultórica y desde dentro ofrecen una sorprendente visión del cosmos. Su pareja, Robert Smithson, que el mismo año en que Long realizaba su línea de caminante se dedicaba a observar cómo en los alrededores industriales de New Jersey las excavadoras alteraban drásticamente la propia superficie de la tierra, es el autor de otro de los proyectos emblemáticos del land art, la monumental escultura Spiral Jetty, una espiral compuesta por bloques de basalto negro en el Gran Lago Salado de Utah, que emerge y se sumerge en función del nivel de agua, y que enlaza con los principios newtonianos del espacio-tiempo y la teoría de la relatividad formulada por Einstein. 

Smithson,  es el artífice de la dicotomía site que diferencia entre el espacio natural en el que se trabaja y su representación, necesariamente parcial y limitada, en los interiores acotados de las galerías


  • Michael Heizer es el autor dque hizo una intervención consistente en excavar casi 250.000 toneladas de tierra y roca en el estado de Nevada para abrir una enorme zanja que constituye una escultura compuesta de vacío, y que lleva hasta las últimas consecuencias de lo literal la voluntad de desmaterialización de la obra de arte.
  • Walter de Maria,realizó una gran intervención de 400 postes de acero inoxidable plantados en una vasta área de Nuevo México a modo de red de pararrayos, que cuando se activa gracias a los propios fenómenos naturales ofrece un espectáculo sobrecogedor.
  • Robert Morris, que había dado sus primeros pasos como artista con una práctica tan antagónica como la pintura expresionista abstracta, entró en contacto con el trabajo que habían realizado los dadaístas y minimalistas, de los que recibió una poderosa influencia que cristalizó en obras como el Observatorio que, a modo de nuevo Stonehenge, construyó en Holanda.
  • James Turrell es el artífice de un proyecto similar, el Roden Crater, que permite experimentar de manera íntima y condensada la luz solar y los fenómenos celestes. 
  • Una generación más tarde, Maya Lin manifiesta una fuerte conciencia medioambiental, y su trabajo suele centrarse en el impacto que la acción del ser humano genera en la naturaleza y la posibilidad de promover prácticas más sostenibles.
  • Andy Goldsworthy, británico como Long y también algo más joven, trabaja desde unas coordenadas más modestas, con acciones efímeras en la naturaleza documentadas en foto o vídeo y esculturas de pequeña escala realizadas con elementos tomados del medio natural, como hojas, rocas o incluso hielo.

En otra vertiente se encuengtra:Ana Mendieta, fallecida en 1985, que fusionaba land art y body art en trabajos como la serie Silueta, en los que su cuerpo desnudo interactuaba con la naturaleza.También hay gran parte de la obra de artistas de la importancia de Alberto Burri, Isamu Noguchi o Dennis Oppenheim que han transitado por estas vías.Irene Grau, preocupada por estudiar la transformación del espacio a través del color,ganó en 2015 el premio a la mejor del festival Off de PHotoEspaña.La pintura, el acto de caminar y la naturaleza, tres de los grandes intereses de Grau, se aliaban en esta intervención que parecía remitirse a los trabajos de pioneros como el geógrafo y explorador Humboldt en el siglo XIX.

Por último, debemos mencionar Straw Bale Project que trató de crear un cubo de paja de 5 m3 con un espacio vacío en su interior en el que penetra la luz y que se comunica visualmente con el paisaje circundante. LaNaveVa es un espacio dedicado a la exposición de escultura site specific y trabajos de land art, a modo de parque natural artístico, y se ubica muy cerca de las tierras de cultivo de la región. Su vocación es reivindicar el medio natural desde una perspectiva artística.


Fuentes:

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